Se puede decir que desde que conocí la parábola de los talentos no he dejado de reflexionar sobre ella. Esto es porque me parece que dice algo injusto. Dios no es injusto, por eso no he descansado en la búsqueda de una interpretación que manifieste el amor que Jesús nuestro Maestro nos mostró.
Cuando era niño no entendía por qué era castigado aquél que había guardado celosamente la moneda, "pero si no la ha perdido... Tenía miedo.... Además la devolvió", pensaba yo desde mi ser travieso. Luego, en la adolescencia, cuando uno se va definiendo y tomando referencias frente a y desde los demás, poder decir sin rubor que se tiene un talento frente a tantos otros adolescentes que evidentemente sí lo tienen, o compararse incluso materialmente, me hacía ver la parábola como algo muy injusto. Después, de adulto, cuando ya el día a día empieza a pesar, supe de la interpretación de las excusas: los que multiplicaron los talentos no tuvieron necesidad de decir mucho frente a su señor, simplemente trabajaron, dirían irguiéndose los muy trabajadores, en cambio, el que no multiplicó la moneda dijo muchas palabras, se justifico, puso pretextos. ¡Cuánta culpa!
Pero, en definitiva, lo que más me ha hecho reflexionar y reflexionar aunque fuera en el subconsciente fue la frase que dice que al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta eso poco que tiene. ¡Qué injusto!
Gracias a Dios, por fin he podido entender lo que quiere decir, o lo que me quiere decir Jesucristo y que no tiene que ver con ninguna injusticia ni circunstancia ni virtud y, en cambio, es algo muy sencillo.
Antes, he de hacer un paréntesis para los exégetas. Da lo mismo que talento sea una moneda o que ésta haya equivalido a tanto o a cuanto, o que también se traduzca como minas, da igual, porque talento como virtud, moneda o cualquier cosa valiosa desde el punto de vista social, económico o cultural da como resultado la injusticia y la parábola que nos ha dicho nuestro Maestro no es injusta.
Pues ahí va.
Si tú descubres que alguien te ha ayudado y que esa ayuda ha cambiado tu vida, entonces has recibido un talento; si descubres que en determinada circunstancia difícil algún hermano, amigo o desconocido ha aliviado tu carga, has recibido un talento; si has tenido la suerte de recibir, aún sin pretenderlo, algo que no esperabas recibir de alguien y que te hace feliz, te ayuda espiritual o económicamente, o ayuda a un ser querido, has recibido un talento. La ayuda, la buena onda, el tender la mano, la protección, el cobijo, ¡el amor!que recibimos son los talentos. ¿Se pueden multiplicar los talentos? Creo que la respuesta es clara y sencilla.
No importa si tocas o no la guitarra, si sabes bailar o no, si eres inteligente o no, si tienes dinero o no, no importa la situación o la circunstancia, no importa si tienes doctorado o solo la secundaria, si tienes un cochezote o si vas en camión, si hablas muchas lenguas o solo una. Lo importante es la humildad de saber, de reconocer, que alguien ha visto por ti, que alguien te ha tendido la mano y que tú puedes hacer lo mismo por los demás.
La multiplicación del talento así visto no tiene comparación, no hay mejores ni peores talentos, todos son equivalentes, todos responden a una misma fuente, el amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así no hay injusticia sino decisión. Te dieron, recibiste, luego tú decides si lo retribuyes dando a quien te dio, dando a otros, tu decides si multiplicas el talento, aquello que se ha recibido o lo escondes bajo tierra. "A uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad". Podemos aumentar nuestra capacidad de recibir talentos, sin lugar a dudas.
"Allá él / Allá ella, yo no le pedí nada",
"¿Yo por qué?",
"A mí ni me miren",
"Conmigo no cuenten",
"¿Ah sí? No me di cuenta",
"A mí nadie me ayudó, yo solito / yo solita hice todo",
"Si nadie me ayudó, por qué yo voy a ayudar"... Son algunas frases que hacen ver que el talento va a ser enterrado.
Entonces, el versículo "Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará" no habla de ninguna injusticia sino de el hecho de que si te niegas a retribuir la ayuda, o bien porque tú soberbia no te deja verla o bien porque no quieres, es casi seguro que poco a poco irán desapareciendo esas bendiciones recibidas, pero no por mala suerte, sino porque así lo quieres tú.
De quien recibimos todo, siempre y constantemente es de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y lo menos que podemos hacer es darle gracias, muchas gracias, y actuar en consecuencia. Como he dicho ya, no importan los estratos ni las circunstancias.
Por último, los invito a leer lo que sigue inmediatamente a la parábola de los talentos en el capítulo 25 de Mateo y que reafirma la interpretación que propongo alegremente.
31.«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
32.Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33.Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34.Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
35.Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;
38.¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
39.¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
40.Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
41.Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
42.Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43.era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
44.Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
45.Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."
46.E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»