jueves, 3 de junio de 2021
GIRO 39 LOS PROFESORES DEL CAOS
viernes, 28 de mayo de 2021
jueves, 13 de mayo de 2021
GIRO 37 EL HORIZONTE
no hoy,
ahora mismo,
he sabido que puedo mirar fijamente a la nada.
No a la nada,
a la blanca puerta,
muy fijamente.
Miraba el horizonte,
a mi tan cercana puerta,
tan absurdamente blanca,
como si quisiera engañarme a mí,
que soy el rey consorte,
de ser el que la paga.
Dos cervezas me bastaron,
no dos, cuatro grandes vasos,
para ver la realidad menos cruel,
no cruel,
más bien amable.
Mañana,
la blanca puerta volverá a perderse
en la estrechez de quien la abre.
Y más allá,
mucho más allá,
la realidad del borracho,
deslumbrante horizonte de la puerta,
mirará muy lejos
buscando atentamente
martes, 13 de abril de 2021
GIRO 36. LA VIDA REAL
En estos tiempos todos podemos pasar a la historia. Se podria decir que con cada post o con nuestras apariciones en zoom así lo pretendemos. Es muy difícil no caer en la tentación de promover en las redes sociales lo que hemos hecho más o menos bien o que pueda hacernos parecer interesantes. El mundo virtual que nos vamos formando, puede llegar a ser muy bonito, pero no deja de ser una ficción, un juego en el que participamos alegres. Sin embargo, la realidad existe y suele ser inoportuna. El descubrimiento de los plagios de Enrique Bunbury, así como los de Bryce Echenique o Sealtiel Alatriste, en su tiempo, son en ejemplo de la inoportuna realidad en el juego obnubilador del mundo cibernético.
Yo sé de libros con plagios evidentes que, bajo el pretexto romántico de que la poesía es una y los poetas son vasos comunicantes, se publican, se presentan y se aplauden sin ningun pudor. Sé de sinvergüenzas que roban proyectos, los engullen hambrientos y los venden luego como propios, y sé de los que se los compran a sabiendas del delito, complices del atropello.
Al final, apagado el teléfono, cerrada la sesión, la historia es una, escrita por los hechos, por las personas que te aman, por las heridas que has causado y también por tus delitos. Así que, cuidado, porque la realidad puede irrumpir sin avisar en (citando un título de Jodorowski) el juego que todos jugamos.