jueves, 13 de mayo de 2021

GIRO 37 EL HORIZONTE


Hoy,
no hoy,
ahora mismo,
he sabido que puedo mirar fijamente a la nada.
No a la nada,
a la blanca puerta,
muy fijamente.

Miraba el horizonte,
a mi tan cercana puerta,
tan absurdamente blanca,
como si quisiera engañarme a mí,
que soy el rey consorte,
de ser el que la paga.

Dos cervezas me bastaron,
no dos, cuatro grandes vasos,
para ver la realidad menos cruel,
no cruel,
más bien amable.

Mañana,
la blanca puerta volverá a perderse
en la estrechez de quien la abre.
Y más allá,
mucho más allá,
la realidad del borracho,
deslumbrante horizonte de la puerta,
mirará muy lejos
buscando atentamente
nada.





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